domingo, 15 de noviembre de 2009

Imagenes de la Subida de la Virgen de la Vega 2.009

Primer plano de Nuestra Señora de la Vega en su Subida a la Villa de Piedrahita, el día 12 de septiembre de 2.009




Paso de Nuestra Señora de la Vega por la Calle Pilillas, durante la procesión que se realiza por las calles de Piedrahíta tras su subida de la Ermita.





Paso de Nuestra Señora de la Vega por la Calle Camargo en su procesión por las Calles de Piedrahita tras ser Subida desde su Santuario.


Nuestra Señora de la Vega en la Plaza Mayor de Piedrahíta.






sábado, 14 de noviembre de 2009

14 DE NOVIEMBRE DE 2.009



La ciudad de Ávila y la diocésis abulense se encuentra en estos momentos inmersa en los preparativos del Quinto Centenario del Nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada, Teresa de Jesús, la Santa para todos nosotros. El obispo de Ávila Don Jesús García Burguillo ha solicitado de la Santa Sede la concesión de un Año Jubilar Teresiano que se celebraría entre 2.014 y 2.015, incluso se ha solicitado la asistencia del Santo Padre en Ávila para la solemne inauguración o clausura del mismo, como ocurrio el 1 de noviembre de 1.982 cuando el Santo Padre Juan Pablo II visita Ávila para celebrar la Clausura del Quinto Centenario de la muerte de esta gran mujer de la iglesia de mi diocesis. Por eso es mi próposito a partir de ahora ir todas las semanas subiendo entradas sobre su vida, así como artículos o noticias aparecidas en la prensa local sobre este gran acontecimiento.
Hoy es 14 de noviembre de 2.009, una fecha más en el calendario. Ayer preparando una entrada que tengo la intención de subir, Dios mediante, la próxima semana me encontre datos suficientes para escribir otra entrada y un dato curioso que hasta ese momento desconocía: Hoy hace quinientos años se formalizo la carta de arras de Don Alonso de Cepeda y Doña Beatriz de Ahumada, padres de Santa Teresa.
A lo largo del siglo XVI se celebraron muchas bodas, de esas que hoy llamariamos "Bodas del Año". Bodas como la de Carlos V en la ciudad de Sevilla o la de su hijo Felipe II. Pero para la ciudad de Ávila la más importante de toda no fue una boda ruidosa, ni en la que contrageran matrimonio ilustres personajes, sino la boda de dos humildes hidalgos que con el paso del tiempo iban a ser conocidos en todo el mundo, como los progenitores de la primera doctora de la Iglesia Católica.
Don Alonso de Cépeda había nacido en la ciudad de Toledo y era viudo en el momento de conocer a Doña Beatriz de Ahumada, una muchacha joven nacida en la villa de Olmedo e hija de Don Juan de Ahumada y Doña Teresa de las Cuevas. Don Alonso había enviudado hacía dos años y doña Beatriz era huerfana, su padre había fallecido prematuramente dejando a su esposa con seis hijos a su cargo. De los seis hijos dos lucharon a las órdenes del Gran Capitan en la Guerra de Napoles en 1.506: Sancho y Antonio. Dos hermanas habían fallecido a muy temprana edad: Juana y María, todos estos acontecimientos apesadumbraban a la joven Beatriz, que venía muchas temporadas a la ciudad de Ávila para estar con sus primas. La familia abulense de la joven era la Familia Tapia y la Familia del Peso. También pasaba temporadas en el pueblo abulense de Gotarrendura donde la familia poseía abundantes tierras y una casa de labranza, que llego a ser la Segunda Casa de doña Beatriz, incluso algunos historiadores apuntan que el naticilio de la Santa abulense pudo producirse en este lugar, cosa hoy descartada por la mayoría de la crítica. La casa de Labranza aún se conserva y es conocida como "el Palacio", pero sin duda el lugar que más se grabo en el corazón de Santa Teresa fue otra edificación, de a que hablaremos próximamente y que aún se mantiene en pie y es conocida como el Palomarcito de Santa Teresa, de aquí tomaría ella el nombre que iba a dar a sus fundaciones: Palomarcitos.
En uno de estas visitas a la ciudad de Ávila, Don Alonso de Cepeda y Doña Beatriz de Ahumada coincidieron el amor pronto prendio en sus corazones, a pesar de llevarse quince años los jovenes decidieron casarse.
Como afirma el Padre Nicolás González, Capellan del Monasterio de la Encarnación, las bodas en el siglo XVI poco se parecen a las que se celebran en la actualidad. Había dos formas de celebrar el matrimonio, las dos aprobadas por la iglesia: "Unos se casaban privadamente, en casa de la novia, delante de los padres. Si eran los de la novia, la madre sentada pedía a los contrayentes arrodillarse delante de ella y cogía de las manos de los dos entre las suyas propias y les pedía el consentimiento. Otras veces se hacía lo mismo, pero con más solemnidad, delante de un sacerdote amigo o un canónigo u obispo".
Este es el motivo que apuntan los historiadores para ignorar la fecha exacta del matrimonio, así como el tipo de ceremonía con el que se consagro este matrimonio. Pero hoy hace quinientos años se formalizo la Carta de Arras, en la que Don Alonso, volvemos a tomar las palabras del Pasdre Nicolás González "se comprometia a dar a su esposa joyas en oro y vestidos de seda y entregó a su esposa "por honra de su virginidad e acrecentamiento de su dote, mil florines de oro bueno e de justo peso e valor de la ley y cuño de Aragón". Mientras la novia aportaba al matrimonio 600.000 maravedíes "en tierras y ganados correspondientes a sus propiedades en Goterrendura".
Lo que es seguro es que la boda se celebro en Goterrendura, lugar donde se producirá otro hecho que va a marcar la vida de Teresa de Jesús, un suceso luctuoso, la muerte de Doña Beatriz, su madre, y que a va a hacer que la pequeña Teresa busque la protección de la Virgen María, como narrare en una próxima entrada.
La ceremonía según los testimonios de la época se celebro en la casa de la novia, Doña Beatriz junto a su madre llegaron a la aldea abulense desde Olmedo en un carro que venía conducido por un criado de la casa, un mozo de unos dieciséis años. Según el Padre Nicolás González y otros textos la novia "iba muy ricamente vestida en seda y oro", entre los invitados al enlace destaca el canónigo Pajares, probablemente fue el sacerdote ante quien los novios hicieron su consetimiento. Tambien se afirma que en la boda de segundo plato se comieron gallos y gallinas del corral de Doña Beatriz, y alguna paloma del palomarcito de Goterrendura, donde tantas horas iba a pasar en su niñez y juventud nuestra Santa. El vino que se sirvió tambien era cosecha de las tierras de la novia.
Creo que por la importancia del Quinto Centenario del nacimiento de mi querida Santa Teresa de Jesús, merecía la pena subir esta entrada.

martes, 10 de noviembre de 2009


Piedrahíta no se entiende sin el Cristo de las Batallas. Para Piedrahíta esta imagen resumen toda su fe, todo el amor de un pueblo a la Pasión de su Señor. Piedrahíta ve en esta imagen el rostro maduro y roto del Niño que camina delante de su patrona, la Virgen de la Vega. Llama la atención ver a mujeres y hombres de este pueblo castellano orando ante la verja de su capilla, la mayoría a oscuras o en penumbras. En sus salidas procesionales es fácil ver la mirada de muchos de mis vecinos alzadas a su Señor, orando, meditando.
La primera impresión que causa a aquel que se acerca a él por primera vez es el sobrecogimiento que desprende la crudeza con la que la gubia de un desconocido maestro castellano supo plasmar en él los signos de la Pasión del Señor. Sin duda esta imagen dista mucho de la dulzura con la que se representa en Andalucia o Murcia la muerte del Señor. Ese era sin duda el objetivo de este maestro castellano: conmover aquel que mirase el cuerpo de Cristo que por Amor se entrega a los hombres y sentir el dolor por sus propios pecados, muchas veces viendo la imagen en el silencio de su capilla vienen a mi mente aquellos versos que creo que el autor escribió para él:
"Mueve el verte
clavado en esa Cruz y escarnecido,
mueveme el ver tu cuerpo tan herido,
muevenme tus afrentas y tu muerte"
La imagen del Santísimo Cristo de las Batallas, representa el momento narrado por el evangelista Juan, posterior a su muerte en la Cruz, y al ser traspasado por la lanza del soldado romano. El imaginero ha logrado captar toda la agonía del hombre que fallece en este suplicio en su rostro. El costado abierto, rasgado por una impresionante herida de la que brota un abundante caudal de sangre, sangre que llega hasta el paño de pureza. El paño de pureza tiene un gran nudo al lado derecho. Cristo está sujeto a la Cruz por tres clavos, dos que sujetan sus manos y una tercera que sujeta sus pies al árbol. Pelo natural, algo típico de la imagineria castellana, tal y como lo demuestra Nuestro Padre Jesús Nazareno que se venera en la iglesia de mi pueblo o el Cristo del Caño y el Cristo Negro del pueblo cercano Barco de Ávila. A lo largo del cuerpo del Señor quedan como testigos de la tortura sometida al Señor innumerables heridas de la flagelación, así como la gota de sangre que cae desde su corona de espinas.
De autor desconocido, tallado en torno al año 1.627, fecha en la que se concluye el rtablo donde se venera, según una inscripción colocada en una pared de su capilla.
El Retablo donde se venera este Cristo es un interesante Calvario Castellano, Cristo en la calle central, junto a él, en dos hornacinas: el apóstol San Juan y la Virgen de los Dolores, mal llamada en la actualidad del Encuentro. Corona el altar una Inmaculada Concepción con esplendor de rayos, a su lado dos cuadros de tema teresiano: la aparición de Cristo a la Columna y la Transverberación de la Santa. Sobre la imagen de la Inmaculada desciende el Espíritu Santo, enviado por el Padre Dios. Por lo que algunos conocen este altar como el de la Santísima Trinidad.
El Señor recibe, actualmente el nombre de las Batallas, aunque recientes estudios coinciden que su nombre es el del Miserere, nombre que le vendría dado por una antíquisima tradicción de la iglesia de Piedrahita. En una tablas que actualmente se pueden contemplar en el Museo Parroquial, concretamente en el trascoro del templo. Según estas tablas el templo se levanta sobre la fortaleza que Doña Berenguela de Castilla tenía en la ciudad de Piedrahíta, lugar donde nacio su hijo Fernando III el Santo, a la muerte de la reina esta dono su fortaleza para que se alzara la iglesia de la Villa. El clero parroquial tenía la obligación de todos los viernes de Cuaresma delante del altar mayor, levantar un catafalco de terciopelo negro, sobre el que descansaba una calavera y una corona de plata, presidia el túmulo la imagen de un Crucificado, bajo un dorsel, que según todos los estudios era esta imagen. Concluída la eucaristía de ese día, se cantaba un solemne miserere y un solemne responso por el alma de esta reina castellana.
Actualmente el Cristo de las Batallas sale en procesión acompañado por su cofradía titular la noche del miercoles santo en la procesión del Silencio, en la madrugada del Viernes Santo en el Vía Crucis o Procesión del Encuentro, participando esa misma noche en la procesión de los pasos.

martes, 3 de noviembre de 2009

LA FIESTA DEL HÁBITO DE SANTA TERESA



Al comenzar a tartar los temas teresianos en esta página, decía que es fácil encontrarnos en Ávila con Santa Teresa de Jesús. Su huella permanece viva en muchos lugares de esta ciudad: la iglesia de la Santa, donde nació, los Cuatro Postes, el Monasterio de Santa María de Gracia, el Convento de San José, su primera fundación, el Convento de la Encarnación, donde Teresa profeso como religiosa carmelita.
Pero la ciudad de Ávila revive cada año las fechas más importantes de la vida de esta gran mujer, de su Santa. Se podría decir que Ávila ha hecho un calendario teresiano, dentro del Año Litúrgico, ceremonias que si Dios quiere iré presentando. ¡Es la mejor forma de mantener viva el espíritu místico de esta ciudad, en la que Dios se manifesto al corazón de su más ilustre vecina: Teresa de Jesús!
La huella de Teresa es fácil descubrirla en el monasterio de la Encarnación. Monasterio fundado en el año 1.510, cinco años antes del nacimiento de Teresa. Monasterio situado al norte de la ciudad, extramuros de ella. Que pertenecía a la Orden del Carmen. En este monasterio ingresa Teresa de Cepeda y Ahumada, como ella nos dice en su Vida: "Concentramos entre ambos (su hermano y ella),de irnos u día, muy de mañana al monasterio adonde estaba aquella mi amiga" (Libro La Vida, Capítulo 4,1). Era el 2 de noviembre del año 1.535. Un año después Teresa recibe el hábito, era el 2 de noviembre de 1.536 y se convierte en la Madre Teresa de Jesús.
Teresa de Jesús fallece en el Monasterio de la Anunciación de Alba de Tormes el 4 de octubre de 1.582, es beatíficada por el Papa Paulo V, el 24 de abril de 1.614; y canonizada po el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1.622.
Entre 1.622 y 1.630 comienza a celebrarse en este Monasterio abulense de la Encarnación la Fiesta del Hábito de Santa Teresa, fiesta que recuerda el momento en que Teresa toma el hábito en este convento. Fiesta que se ha mantenido hasta nuestros días y que hoy volverá a celebrarse con una solemne Eucaristía presidida por el Padre Miguel Márquez, Provincial de la Orden de Castilla a las seis de la tarde. La fiesta se celebra hoy 3 de noviembre y no ayer 2 de noviembre por razones litúrgicas, el día 2 de noviembre, la iglesia y su liturgía esta dedicada exclusivamente al recuerdo de los fieles difuntos. Mientras que hoy se podía hacer una conmemoración, en el caso de la Encarnación, solemnidad de Santa Teresa de Jesús. Se trata de una fiesta íntima, muy íntima, lejos de otras fiestas teresianas. Tuve la suerte de vivir este momento hace algunos años en la iglesia de la Encarnación, y la verdad que guardo de aquel momento un recuerdo imborrable, parece como si el tiempo se hubiera parado en mi reloj y estuviera viviendo un día de hace ya casi quinientos años en la ciudad de Ávila.
Las religiosas cuidan al detalle los acontecimientos de este día, la ceremonía. Al comienzo en el coro bajo de la iglesia una imagen de Teresa aparece vestida como una novia, igual que las religiosas solían aparecer el día de la profesión de sus votos, incluso un matrimonio son nombrados padrinos de Santa Teresa. Tuve la suerte de hablar aquel año con ellos, y la emoción del momento se podía palpar en aquellos dos hombres. Durante la eucaristía Teresa es vestida como una monja. Ya es un miembro más del monasterio.
Según María Pinel, cronista del Monasterio de la Encarnación de Ávila, las monjas de este convento vez Teresa se había convertido en monja "subía" hasta la imagen, mientras se entonaba un solemne Tedeum, subían en fila por antigüedad y abrazaba la imagen de la Santa, mientras pedían a Teresa su propina. Las propinas no son otra cosa que las peticiones que la religiosas querían presentar a Dio por intercesión de Santa Teresa.
VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
3 de noviembre de 2.009