lunes, 20 de junio de 2011

LA INFANCIA DE LA DUQUESA DE ALBA





Piedrahíta fue testigo dde su infantiles pasos. Piedrahíta fue testigo, de algunos de los momentos más felices de sus vida. El recuerdo de Piedrahíta siempre estuvo en su cabeza y en su corazón. Y su recuerdo perdura en la memoria de los piedrahitenses, sobre todo cuando llega el mes de junio y Piedrahíta se viste del siglo XVIII, o en septiembre cuando su imagen, demasiado infantil y que ilustra este texto, recorre las calles y las plazas de Piedrahíta acompañando a la Virgen de la Vega. Ella es Doña María del Pilar Teresa Cayetan de Silva Alvárez de Toledo, XIII Duquesa de Alba.

Doña María Teresa nace en Madrid, en el viejo palacio de los Alba el 10 de junio de 1.762. Hija de Don Francisco de Paula de Silva y Alvárez de Toledo y Doña María del Pilar Ana de Silva Bazán y Sarmiento, Duques de Huéscar, y herederos del Ducado de Alba. Don Francisco de Paula es el único hijo de Don Fernando de Silva, XII Duque de Alba y por lo tanto herederos de la Casa.

Su nacimiento fue recibido con gran alegría en la Casa, sobre todo por el abuelo Don Fernando que veía en la niña la continuidad de la Familia Alba, a pesar, de que durante muchos años espero la anhelada llegada de un niño, que nunca llegó.

La infancia de la duquesa no se puede decir que fuera feliz. La niña tiene todo lo que una niña puede anhelar tener para ser feliz, pero la falta el cariño de sus padres. La pequeña se refugia en el cariño que la dispensan las criadas y el pueblo que rodea a la casa de Alba. Desde pequeña Cayetana se siente cercana al pueblo, cercanía que con los años va a aumentar. Además la pequeña Cayetana encuentra en su abuelo Don Fernando el cariño que no encuentra en sus padres. Don Fernando es para Cayetana el primer hombre importante de su vida.

En el año 1.770, la niña cumple ocho años y ve morir a su padre, el abuelo Fernando se va a convertir en ese instante en padre y madre para la pequeña Alba. Cayetana ya era el ojo derecho del Duque viejo, a partir de ese momento, la niña va a ser la hija que nunca tuvo. Mientras su madre prefiere las fiestas de la Corte y de la nobleza madrileña, el abuelo gasta sus años en la educación de la niña. Le habla de la importancia del Apellido Alba en la historia de España, de lo que es un Alba en la sociedad española de aquella época, de la importancia de ser la Duquesa de Huéscar, la heredera, pero siempre tintada esta histórica enseñanza con las nuevos aires provenientes de la Francia ilustrada, con la que el Duque Don Fernando mantiene una asidua correspondencia. Podríamos decir que Don Fernando es uno de los primeros ilustrados españoles.

Don Fernando, como casi siempre ocurre en la Casa de Alba, tiene problemas con la Corona de España. Y decide abandonar la Corte, para ello ha decidido construir en la Villa de Piedrahíta en la provincia de Avila un Palacio, “al estilo frances”. Palacio que encarga a Jaime Marquet, arquitecto francés, cuya obra más conocida en España es la Casa de Correos de Madrid, en la Puerta del Sol, desde donde, todos los años, el 31 de diciembre, los españoles despedimos un año y damos la bienvenida a otro.

Don Fernando acude, acompañado de su nieta, asiduamente a Piedrahíta, para seguir en persona la evolución de las obras de su nuevo Palacio, donde piensa instalarse una vez concluído y alejarse así de una vez por todas de la Corte de Madrid.

En la Capital del Reino el Viejo Duque se rodea de los mejores artistas de la época, comienza a inculcar a la niña el amor por el arte, por la cultura, muchos de estos artistas son traídos a Piedrahíta para embellecer el nuevo Palacio de la Casa de Alba.

En Piedrahíta, la niña conoce de primera mano la historia de su familia. Vive cerca de la naturaleza, tan importante para los ilustrados franceses, paseando por los versallescos járdines del nuevo Palacio, donde el agua corre y embellece este lugar. Y ante las piedras la niña va descubriendo a sus ancestros, reconoce la historia de la familia en cada escudo, se siente, por primera vez miembro de la historia de España y de la Casa de Alba.

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